Con frecuencia, escuchamos hablar de que el ejercicio físico es bueno para la salud. No obstante, se suele hacer referencia a la salud física, dejando de lado la mental.

Pero la actividad física aporta múltiples beneficios para la salud mental, como lo han demostrado diversos estudios a lo largo del tiempo.

Beneficios de la actividad física para la actividad del cerebro y el desarrollo cognitivo

Cuando se realiza una actividad física, además de coordinar el movimiento de los músculos en cada ejercicio, el cerebro está coordinando la totalidad de las funciones corporales necesarias para que esos músculos puedan funcionar correctamente. Ello, en una situación que demanda un mayor consumo de energía.

Los mecanismos metabólicos que son activados y controlados por el cerebro se conocen desde hace tiempo. el cuerpo envía señales para que el cerebro ponga en marcha las adaptaciones fisiológicas que puedan ser necesarias en cada caso, en función de la nueva situación o movimiento que cada ejercicio demanda.

Pese a ello, existen cambios en el cerebro durante la actividad física que no se vinculan al control de funciones metabólicas. Por el contrario, se vinculan con las características funcionales de las propias neuronas.

Un estudio sobre actividad cerebral y ejercicio físico, publicado en la Revista Digital Educación Física y Deportes, en Argentina, indica que:

“En 1995 fue publicada una pequeña nota en la revista Nature, que hacía referencia a las acciones del ejercicio sobre el cerebro desde una perspectiva inusual: ratones que podían correr a diario dentro de sus jaulas, mostraban aumentos en la síntesis de factores neurotróficos en zonas concretas del cerebro que no se daban en sus hermanos sedentarios (Neeper et al., 1995).

Como las neurotrofinas son substancias de tipo hormonal que ejercen todo tipo de efectos positivos sobre las neuronas adultas, esto sugería que el ejercicio protege a las neuronas.

Durante unos años esta observación pasó relativamente inadvertida, aunque se continuó analizando la relación entre factores neurotróficos y ejercicio físico, llegándose a la conclusión de que la producción cerebral de algunos de estos factores protectores de la salud de las neuronas se estimula por el ejercicio físico (Isaacs et al., 1992; Kramer et al., 1999; Neeper et al., 1996).”

Ejercicio físico y salud del cerebro

Cuando se corre o se camina a velocidad superior a lo habitual, es mayor la cantidad de oxígeno que llega al cerebro. Eso provoca la formación de nuevos vasos sanguíneos. También, aumentan los niveles de serotonina, de una proteína BDNF y de factores de crecimiento neuronales.

Quienes tienen más de 65 años y hacen actividad física al menos tres veces a la semana, tienen cerca de un 40% menos de probabilidades de padecer demencia y Alzheimer. Esto, en comparación con quienes están en el mismo rango etario pero no practican actividad física o lo hacen con menor frecuencia. Está demostrada la relación entre los niveles bajos de rendimiento físico y un riesgo mayor de demencia y de enfermedad de Alzheimer.

¿Cómo comenzar a hacer ejercicio físico?

Si es la primera vez que vas a iniciarte en la actividad física para proteger la salud de tu cerebro, se recomienda iniciar con 20 minutos al día de caminata, por lo menos unas tres veces por semana.

A medida que el tiempo pase y el cuerpo se acostumbre, se puede empezar a caminar más tiempo o trotar con intensidad moderada. Es importante que no se sienta falta de aire.

Empezando de esa manera, a los tres meses se puede empezar con ejercicios como sentadillas, levantamiento de pesas de peso moderado, entre otras posibilidades. El peso debe ser poco, a fin de que permita realizar 15 a 20 repeticiones sin interrumpirse.

Con los meses, se recomienda ir aumentando progresivamente el peso y la intensidad. Además, es clave dedicar un tiempo a realizar estiramientos posteriormente a la actividad física, para evitar daños en los músculos.

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